La luna llena seguía iluminando las callejuelas del sector V de la Cañada Real, de las que brotaban a cuentagotas sus habitantes para ir a trabajar a la capital, Mohamed, se dirigía ya al juzgado a aclarar la situación de su vivienda. Los rumores llegaron a última hora de ayer. "Oye, que van a derribar la casa del 'panadero'".
Al hogar de Mohamed, levantado en terrenos del Ayuntamiento de Madrid, llegaron entonces las lágrimas, los rezos y las promesas de ayuda.
Sobre las 7.30 comenzaron a desplazarse hasta allí las primeras unidades de la 'resistencia', encabezadas por Javier Baeza, párroco de la Iglesia de Entrevías. La amplia presencia periodística hacía pensar a los presentes, unas 30 personas, que la amenaza de derribo se iba a quedar en eso, en amenaza. "Con todos los medios desplegados aquí no creo que actúen hoy", decía Baeza.
A las 8.30 horas, sin embargo, el vuelo de un helicóptero de la Policía y los cortes al tráfico de varias calles del barrio despejaban las dudas. Poco después varias furgonetas de la Unidad de Intervención Policial se colocaban sobre una loma desde la que se divisa la Cañada. Era hora de actuar. "Primero que se coloquen los extranjeros y luego los españoles, vamos a obligarles a que nos enseñen la orden", gritaba Baeza mientras intentaban taponar la entrada a la casa.
'¡Venid a la carrera!'
A los pocos minutos llegaron decenas de antidisturbios. "¡Venid a la carrera!", gritaba el responsable del operativo por el comunicador. No hubo incidentes. Sí empujones y gritos, tensión. "Asesinos", "fascistas" o "cobardes" se escuchaba entre la marabunta, que era impelida a unos 200 metros de la casa, encerrada entre el cordón policial y otro que se comenzaba a insinuar con agentes subidos a caballo que llegaban por otro lado del poblado.
En total, más de 200 agentes de Policía Nacional y Guardia Civil. Un enorme despliegue que pretendía evitar los incidentes del pasado octubre, cuando el desalojo de una vivienda de la Cañada acabó en una batalla campal que se saldó con unos 30 heridos, la mayor parte policías. Esta vez, por si acaso, uno de los agentes grababa el operativo por si se producían altercados y había que realizar identificaciones.
Gritos como "Vais a tirar la casa de trabajadores como vosotros" o "La gente no se puede comprar una casa y vosotros tiráis las que hay" se repitieron durante toda la mañana. "Dicen que no van a derribar la vivienda de Mohammed, que tienen sólo una orden para la vivienda de al lado", explicaba Baeza a los presentes, expectantes ante lo que iba a ocurrir.
La de "al lado" era una enorme construcción de dos plantas, propiedad del presidente de la asociación de vecinos, el constructor español Félix Rodríguez, que alquilaba las 19 miniviviendas a inmigrantes.
El momento de mayor tensión llegó cuando varios vecinos hicieron una sentada para evitar la entrada de las excavadoras. Fueron dispersados por los antidisturbios. Aunque un técnico municipal dijo, según los vecinos, que la casa de Mohammed no se iba a derribar, fue la primera que cayó después de ser desalojada.
miércoles, 14 de mayo de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)

No hay comentarios:
Publicar un comentario